El Estado como Casero Público

O como acabar con los rentistas

Shine McShine
4 min readJun 8, 2021
Imagen de Avi Waxman para Unsplash

Los rentistas, y en esto coinciden economistas de toda índole desde Adam Smith a Karl Marx, son una casta parasitaria que extrae rentas sin aportar nada. Un vestigio del feudalismo que sigue presente y condiciona nuestra vida diaria.

Cuando vivía en Vic, una compañera de trabajo se acababa de comprar un piso de nueva construcción. Como la web de la inmobiliaria no tenía fotos de su piso, me enseñó otro que era exactamente igual. ¿La única diferencia? Ella lo había comprado en la periferia, la foto de la web era del centro de la ciudad. Esta diferencia de situación geográfica le había supuesto un ahorro de más del 40% respecto al mismo piso en el centro.

Pensad un momento en esto; ¿como es posible que, de dos pisos exactamente iguales en dos edificios iguales, uno cueste casi la mitad que el otro? Los materiales usados son los mismos. Los trabajadores también, y cobran lo mismo por hora independientemente de si trabajan en el centro o en la periferia.

Lo único que cambia es la zona.

Obviamente, un piso donde se tiene cerca comercios, parques, centros de salud, escuelas, accesos de metro y carreteras, etc. valdrá más que uno sin acceso a todos esos servicios.

Pero el rentista aquí no ha aportado NADA. CERO. NULL.

El rentista únicamente tiene un papel que le dice que un trozo de tierra es suyo. Ese trozo de tierra, per se, no vale nada. Es el trabajo que la comunidad y el estado han puesto alrededor de ese trozo de tierra el que le da el valor a su papel. Y sin embargo el rentista extrae un dinero constante del trabajo de otros sin aportar nada, como una sanguijuela oronda y lustrosa.

Esto es una constante en nuestra sociedad capitalista que tan felizmente ha permitido conservar y blindar este vestigio del feudalismo. No en vano, se calcula que el valor de esos trozos de papel es de más de 280 billones de dólares (billones de aquí, no anglosajones, que si no hablaríamos de trillones). Para comparar, todas las reservas de oro del mundo valen 7,6 billones:

https://www.savills.com/impacts/market-trends/8-things-you-need-to-know-about-the-value-of-global-real-estate.html

Esta aberración sitúa a los rentistas en una posición de poder que les permite seguir con sus abusivas prácticas. Una de las que más nos afectan cada día es el precio del alquiler. Para muchos, vivir bajo un techo se ha convertido en toda un viacrucis.

Si bien tras la segunda guerra mundial, con una Europa devastada por la barbarie, los gobiernos se pusieron a construir vivienda pública y asequible, esto cambió en los 70 con el auge del neoliberalismo thatcheriano que entró en el panorama político como elefante por cacharrería. Probablemente el país más afectado por estas políticas ha sido Reino Unido, donde encontrar un alquiler asequible en según qué zonas es más complicado que encontrar un irlandés sobrio el día de San Patricio.

Precio medio de la vivienda, Reino Unido, 1975–2011

Por esto me he quedado bastante asombrado cuando he leído este experimento que propone el miembro del Partido Verde de Reino Unido Martin Farley: ¿qué pasaría si el estado comprase todo el stock de vivienda en alquiler y se convirtiera en “el casero público”?

El experimento es fascinante: si en Reino Unido hay 5,52 millones de casas en alquiler, que pagan de media 11.500 libras anuales, ¿qué pasaría si el estado las comprase? Para esto, Farley hace una serie de cálculos siempre tirando por lo alto para evitar pillarse los dedos.

El autor sugiere que el estado puede conseguir ese capital fácilmente vendiendo bonos (con su correspondiente interés nominal) o incluso que sea el Banco de Inglaterra quien se haga cargo de ello (ya hizo lo propio con el sector privado durante las rondas de QE).

¡Pero Shine! ¿Está hablando de aumentar la deuda que tendrán que pagar todos los británicos? Au contraire, mis apreciados lectores, serían los propios inquilinos quienes irían pagando con su alquiler, de la misma forma que ya lo hacen con los rentistas.

Y esto, ¿saldría más barato? Lean el artículo y juzguen ustedes: incluso contando con 3.000 libras anuales por casa en concepto de mantenimiento, el alquiler medio pasaría de 11.500 libras al año año a… 5.264.

Menos de la mitad de lo que pagan ahora.

Esto supondría un ahorro para los inquilinos del país de 36.000 millones de libras anuales. O más de 500 libras al mes por familia, a su disposición para consumir y gastar y ahorrar y reactivar la economía, o lo que quieran.

Pero hay más. Actualmente el gobierno de Reino Unido se gasta 12.000 millones de libras al año en ayudas al alquiler. Por tanto, reducir a más de la mitad los alquileres reduciría proporcionalmente este gasto. Los contribuyentes se ahorrarían 6.000 millones de libras al año en impuestos.

Todo esto es eso, un experimento de pensamiento, porque los intereses de los rentistas están a buen recaudo, sus tentáculos fírmemente incrustados en el poder político, mediático y financiero. Pero está bien saber que la alternativa es factible y nos ahorraría mucho dinero.

Decía Thoreau que se pueden dar mil cortes a las ramas del mal, pero basta con un corte a su raíz.

Igual es hora de ir a dar el corte a la raíz del problema.

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